SÍ SE ECHA DE MENOS LO QUE NO SE HA TENIDO

29 de septiembre de 2009

De madrugada me he medio despertado porque Xavi me tocaba el brazo para que cambiara de postura. Medio en sueños, medio despierta, he pensado, uy pobre, me voy a dar la vuelta, que debo de estar roncando. Seguro que eso es por el bebé, que me aprieta y me hace roncar. Enseguida he reaccionado: ya no hay bebé.

El 26 de junio, contra todo pronóstico, sin buscarlo, sin esperarlo, sin haberlo decidido ni planeado, me quedé embarazada. De alguna forma supe que me había quedado embarazada justo ese día. No lo quería pensar mucho porque me parecía que esas cosas de la intuición sólo pasaban en los libros que hablan de las maravillas de la maternidad y que no eran más que chorradas de embarazadas contempladas pero el demonio de la conciencia me iba dando avisos del tipo: estás preñada, colega, y si no, al tiempo.

30 de septiembre de 2009

El 10 de julio, justo el día antes de mi primera falta, me hicieron una gingivectomía (resumiendo, un recorte de encías). Yo sabía que me tendrían que dar antibiótico y antiinflamatorios después de la intervención. Iba hacia la consulta del dentista pensando si sería buena idea decirle a la doctora que sospechaba que podía estar embarazada, más que nada por el tema de la medicación. Pero me parecía tan irreal, tan poco propio de mí (cómo voy a estar embarazada yo? Si eso a mí no me pasará nunca, si las embarazadas son siempre las demás, además, cómo me voy haber quedado embarazada a la primera?), que al final no dije nada. Además creía que lo más probable era que me dijeran que era una paranoica, que ni siquiera había tenido la primera falta, que no avanzara los acontecimientos.

1 de octubre de 2009

El 13 de julio, tercer día de retraso, me hice un test de embarazo y, efectivamente, salió positivo. Se me vino el mundo encima. Todavía no tocaba, lo habíamos hablado Xavi y yo y habíamos decidido a esperar después de las vacaciones para ir al ginecólogo y empezar a planteárnoslo, yo quería perder algo de peso, empezar a tomar el ácido fólico…en fin, lo típico. Y de repente me daba una pereza espantosa estar embarazada, y todavía más pereza tener un hijo, así de sopetón, sin haberlo planeado ni nada. Lloré cuando vi el resultado, pero no de alegría sino de agobio y de impresión. Xavi ese día ni siquiera comió, estaba contento pero como en estado de shock. Me decía, pero seguro? Y yo, hombre, aquí hay una raya rosa, yo diría que seguro, porque la raya está, tú la ves también, no? Acordamos que al día siguiente me haría un nuevo test, de los de Clear Blue, esos test digitales que te pone embarazada o no embarazada en una pantallita. Total, que lo mismo, que embarazada, de 2-3 semanas. Tócate los pies.